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Si es muy importante (y esto es algo generalmente aceptado), por ejemplo, que el alumnado adquiera a lo largo de su escolaridad las habilidades necesarias para leer y escribir con suficiente soltura y corrección, también lo es que sepa interaccionar con sus compañeros y compañeras y que adquiera las habilidades cooperativas (que no son innatas) porque esto le permite: confrontar ideas, intercambiar información, modificar conceptos previos, conocer y compartir estrategias de aprendizaje distintas de las personales, aceptar puntos de vista diferentes, ayudar y recibir ayuda, solucionar problemas en grupo, desarrollar la capacidad de comunicación... 

Aunque hay quienes consideran que es preferible que el alumnado se sumerja de inmediato en el uso del aprendizaje cooperativo para que compruebe en qué consiste y descubra su filosofía interna, se ha demostrado que es necesario dedicar un tiempo, por una parte a crear grupo y, por otra, a desarrollar actividades de sensibilización sobre la importancia y los beneficios que reporta para el aprendizaje y para el bienestar personal el trabajar de forma cooperativa con sus iguales. 

En la primera fase de la puesta en marcha del aprendizaje cooperativo hay que trabajar dinámicas orientadas, en primer lugar, a la creación de grupo. No podemos dar por supuesto que las alumnas y alumnos que asisten a una clase constituyen ya, en esencia, un grupo. Comparten un mismo espacio y manejan los mismos materiales, pero es muy probable que no se conozcan realmente entre sí, que no sepan cuáles son los problemas, aficiones o dudas que cada una y cada uno tienen.

La puesta en práctica del aprendizaje cooperativo debe empezar por la realización de una serie de dinámicas orientadas a crear y cohesionar el grupo (Fase I). En esta fase se trabaja con todo el grupo clase, con equipos informales y con parejas variables y se realizan dinámicas de creación de grupo y de sensibilización sobre la importancia del aprendizaje cooperativo. El objetivo de esta primera fase es que las alumnas y alumnos aprendan primero a estar juntos y luego aprendan a cooperar.

Esquema de la Fase I

En este apartado nos centraremos en las acciones que el profesorado debe desarrollar para implementar el aprendizaje cooperativo en las aulas. Dentro del marco teórico hemos intentado dar respuesta al qué y al porqué del aprendizaje cooperativo. Para su puesta en práctica (es decir, para responder al cómo), veremos que es necesario seguir tres fases que hacen referencia a tres ámbitos muy concretos: